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Cuestiones de Familia

La separación o divorcio  no es fácil para nadie. El que diga lo contrario estará contradiciendo sus propios actos.

Esto es así, en primer lugar porque nadie forma pareja pensando en que se separará algún día ni en la posibilidad de perjudicar al otro.

Sin embargo, a veces la separación aparece como un nuevo camino a transitar, quizás elegido o quizás no, pero como único camino posible.

En ese momento es cuando se abren numerosos interrogantes: Los hijos, la casa, y qué hacer con todo aquello que hay en común.

Nuestro Estudio propone un  asesoramiento integral para acompañar este nuevo camino, con el objeto de pensar en un divorcio en los mejores términos posibles, a la medida de cada necesidad, tanto en lo económico como en lo funcional. 

Para que ello sea posible, primero es necesario desarticular el conflicto,  teniendo en cuenta que a pesar de que el vínculo de la pareja se haya fracturado, el vínculo parental continuará. Entonces, revalorizando el objetivo común - la crianza y bienestar de los hijos- se puede arribar a acuerdos que posibilitan una mejor vida para cada uno de los involucrados.

Sentimientos tales como la sensación de despojo, la venganza, el castigo y la angustia de vivir en una guerra despiadada  no son recomendables para nadie. Cuando la discordia parece imposible de revertir, recurrir al consejo de alguien experimentado, dispuesto a escuchar, conjuntamente con la orientación jurídica puede poner paños fríos a la realidad y ayudar de a poco a separar el conflicto de lo que verdaderamente hay para separar.

Contar con intermediarios ayuda a mejorar el diálogo y lograr acordar en mejores términos,  elaborando una estrategia para cubrir las reales  necesidades lo cual en definitiva redunda en una vida más llevadera.

Se pueden celebrar diversos acuerdos: Quién ejercerá la tenencia de los hijos, es decir con quién vivirán y como se garantizará el contacto con el otro padre , los abuelos,  otros hermanos. Cómo se fijará la cuota alimentaria en cuanto a montos y conceptos que la integran. Quién vivirá en la casa y cómo se distribuirán los bienes que se adquirieron durante el matrimonio. Cómo se organizarán las vacaciones y muchísimos otros temas conexos.

El ideal sería que todas las decisiones fueran pensadas y convenidas por ambos esposos, pero a veces no se puede. Elegir a conciencia a quien los represente y proteja sus derechos  es un buen comienzo para resolver el conflicto y brinda un gran alivio.  De esa forma,  la angustia va disminuyendo, se pone en claro cuál es la necesidad  y con qué recursos se cuenta para satisfacerla, entonces, de a poco, la inseguridad que todo cambio familiar provoca se va disipando.

Siempre se debe tener en claro que de la calidad de los acuerdos que se logren va a depender la calidad de vida que uno pueda darse a sí mismo y a sus hijos.

Aceptar todos esos desafíos contando con el mejor asesoramiento profesional posible es la propuesta de este Estudio. Contamos con años de experiencia  y la capacidad de escuchar y entender, de esa forma asumimos día a día el compromiso de defender los intereses  de nuestros clientes.